¡Hola a todos y todas!
Hoy os quiero hablar de un tema que me preocupa especialmente: el patrimonio histórico y cultural. Estamos viviendo un momento en el que este patrimonio se encuentra más amenazado que nunca. La falta de inversión pública y sostenibilidad en los proyectos ha propiciado un abandono generalizado, y el factor más infravalorado es el humano: las personas que nos dedicamos al patrimonio.
Como sabéis, la falta de inversión pública y de sostenibilidad en los proyectos ha propiciado un abandono tan generalizado que muchas veces resulta desolador. Es por eso que creo que es importante tomar medidas para cuidar tanto del patrimonio como de las personas que lo conservan.
Personalmente, me preocupa el futuro de las personas que trabajan en este sector. A menudo nos encontramos con condiciones laborales precarias y proyectos que fracasan por falta de viabilidad o por su desconexión con el tejido social. Sin embargo, creo que existe una perspectiva que puede ayudarnos a cambiar esta situación, y es la economía social.
La economía social es un desarrollo económico ético y con valores que prioriza el bienestar de las personas y del planeta, fomentando la solidaridad, la cohesión social, la igualdad de oportunidades, entre otros aspectos. En este contexto, existen figuras jurídicas como las cooperativas de trabajo que son organizaciones de propiedad conjunta y gestión democrática que proporcionan puestos de trabajo de calidad a las personas que la conforman.
Yo soy arqueólogo y, como much@s de vosotr@s, he experimentado las dificultades que conlleva trabajar en este ámbito. Hace años cuando me licencié en Conservazione dei beni culturali e naturali por la Universidad de Pisa no imaginaba que a lo largo de mi vida profesional me iba a encontrar tan a menudo con condiciones laborales precarias y con proyectos que fracasan por falta de viabilidad o por su desconexión con el tejido social. Estos proyectos fallidos quizá no habrían fracasado si hubiesen implementado los principios de la economía social.
Actualmente soy socio co-fundador de Wazo Coop, cooperativa de iniciativa social sin ánimo de lucro que genera impacto positivo en el medio rural. Mi labor se centra en desarrollar proyectos sociales que involucran patrimonio y comunidades locales, buscando la mejora de la vida de las personas. Este tipo de proyectos se enmarcan en la economía social, un sistema que pone en el centro de la economía el bienestar de las personas y sus necesidades. Por eso me decidí a compartir mi experiencia, escribiendo el libro Economía social para el patrimonio sostenible, esperando que pueda ser de utilidad a todas las personas que dedican su vida al patrimonio y quieren hacerlo de una manera digna encontrando la sostenibilidad social y económica en sus proyectos.
El objetivo de esta publicación es acercar a las personas que trabajan con y por el patrimonio al fascinante mundo de la economía social y dar las claves necesarias para conseguir proyectos viables con condiciones laborales justas. Espero que la lectura de este libro pueda ayudar a realizar proyectos sostenibles y a mejorar la vida de las personas que trabajamos en este ámbito.
¡Gracias por leerme y espero que esta publicación os resulte útil!
Puedes conseguir una copia de “Economía social para el patrimonio sostenible” aquí: https://bit.ly/3LpnYmP
El 100% de los fondos recaudados por esta iniciativa se destina a la sostenibilidad de los proyectos que desarrolla Wazo Coop para el desarrollo social del medio rural.
